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El tema de la violencia en el futbol mexicano escaló hasta la Cámara de Diputados y de Senadores donde se reunieron con el presidente de la Liga MX, Mikel Arriola, para generar desde las leyes las condiciones adecuadas para brindar seguridad a la afición que asiste a eventos como partidos de futbol con penas de hasta seis años de cárcel para los violentos.
Los directivos oportunistas determinaron la prohibición, se prohiben las barras en todos los estadios como medida para acabar con la violencia, claro, como si para acabar con la guerra en Ucrania, la ONU simplemente le prohiba a Rusia atacar a otro país. O para detener el narcotráfico, que el presidente de México prohiba que se vendan drogas.
El Senado pretende prohibir, reprimir, una solución a medias, que tapa el sol con un dedo pero no atiende el problema de raíz. Llevamos años señalando a las barras como los culpables de la violencia, pero ninguna autoridad hace el mínimo esfuerzo de juntarlos, conversar, abrir el diálogo.
“Estamos totalmente de acuerdo (con la eliminación de las barras). Es hacer un recambio en la conformación de los públicos, pasar de las barras y porras a familias y verdaderamente aficionados. Se desaparece la barra o la porra, que ha sido una cuna de delincuentes, como lo vimos en Querétaro y hay que generar las condiciones para las familias y verdaderamente aficionados”, dijo el senador del PRI, Manuel Añorve Baños para Mediotiempo.
¿Futbol sin barras o futbol seguro?
Los grupos numerosos en la población como lo son las barras representan una amenaza para el estado, pero no debería ser así, el diálogo es la llave para terminar con un problema que no es culpa de las barras en su totalidad, participan cuerpos policíacos, directivas, es mucha gente moviéndose por el país cada fin de semana y no los toman en cuenta.
No es una lucha de poder, pero lo va a ser si no se abre la puerta al diálogo, a las barras no se les puede prohibir por que ya forman parte de la cultura del futbol en México, llegaron para quedarse, y eso se tiene que aceptar para trabajar y establecer los límites. El diálogo nuevamente vuelve a ser el camino para la paz.
La apuesta no tiene que ser por eliminar las barras, sino brindar seguridad en los estadios, con barras, porque también forman parte del espectáculo del futbol. Los castigos están bien para los que cometan un delito, cualquiera que sea, pero pertenecer a una barra no te hace delincuente y están criminalizando un movimiento social que en ningún momento busca desestabilizar nada, sino sumar al esfuerzo de un equipo de futbol para lograr sus objetivos.
Mucho cuidado con las leyes y las normas que fomentan, porque están señalando a personas que ciertamente no todas van a un estadio a incitar a la violencia, generalizar no es bueno ni resuelve la problemática. Basta de decidir conforme al negocio, el negocio del futbol necesita de las barras, trabajen con ellas, no las eliminen por que no van a poder, son parte del futbol.
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