Pumas y América protagonizaron una edición más del Clásico Capitalino, pero esta vez, la pasión en la grada no correspondió al espectáculo en el terreno de juego.
Ninguno de los más de 40 mil aficionados que se dieron cita en el inmueble del Pedregal, pronosticaban un 0-0 tan deslucido como el que se vio en CU la noche del sábado.
Clásico en territorio puma
Desde temprana hora, miles de hinchas auriazules comenzaron a poblar las inmediaciones del estadio de la UNAM. Los estacionamientos lucían repletos de banderas, personas con los colores de Pumas y un ambiente de alegría de un equipo que conecta muy bien con su afición, sobre todo en estos momentos donde recién consiguieron su pase a los cuartos de final de la Concachampions.
El operativo para ingresar al estadio fue rebasado, por lo menos una hora antes del comienzo del juego las puertas ya lucían abarrotadas, largas filas para accesar y conforme se fue acercando el momento se vieron los empujones y algunos golpes entre hinchas y policías para poder ingresar a la tribuna, sobre todo en la zona de pebetero donde se junta la mayor cantidad de aficionados jóvenes.
Más pasión que futbol
Ya en el estadio la hinchada auriazul hizo majestuoso el escenario, Ciudad Universitaria se llenó, la propia directiva auriazul había anunciado los boletos agotados para el encuentro que tuvo el permiso de ingresar el 100 por ciento de aforo, salvo los lugares que se dejan vacíos por seguridad.
¡CERCA! 🐾#ComoDebeSer #SoyDePumas pic.twitter.com/VRyttFebNW
— PUMAS (@PumasMX) February 27, 2022
Solo la tribuna destinada a la parcialidad americanista lució huecos, la gente no quiso acompañar a las Águilas sabedores del mal paso del equipo que ni con el empate lograron escalar peldaños en la tabla general.
Los cantos y el aliento auriazul de la Rebel no cesaron en todo el partido, especialmente en la primera mitad cuando el equipo local fue más incisivo y tuvo las oportunidades más claras del partido. Espectáculo aparte el que se vio en la tribuna del pebetero, miles de almas alentando sin parar en una muestra de afecto descomunal a los colores azul y oro que ni así pudieron abrir la cerrada defensa azulcrema.
Quedaron a deber
La propuesta americanista fue mantener el cero en la portería, muy poco para un equipo que se dice grande y que hoy comparte el sótano de la tabla con Santos Laguna en el peor inicio del América en la historia de los torneos cortos.
Pumas por su parte no tuvo la precisión de otros partidos donde los pases son al pie y los centros al compañero y otra vez terminaron con 10 hombres por la expulsión de Diogo.
La defensiva de América cerró todos los espacios y los delanteros auriazules no supieron abrir el cerrojo con poca propuesta de disparos de fuera del área, un recurso eficaz para abrir defensivas. El ataque de Pumas fue muy predecible.
Una pena el espectáculo en el terreno de juego que no correspondió con el que brindó la afición de Pumas que como ya es una costumbre, suele darle mucha importancia al partido contra América, aunque esta vez, su equipo quedó a deber y el rival simplemente contribuyó a destruir el poco futbol apreciado en el partido.
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