La historia olímpica de Kamila Valieva tocó el cielo y el infierno en sus primeros Juegos Olímpicos de la patinadora artística rusa de 15 años de edad.
El cielo para la atleta vino cuando en días previos realizó lo nunca antes visto, un salto cuádruple para ayudar a su equipo a conseguir el metal dorado de la competencia.
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La hazaña le valió ser la primera patinadora en conseguir el giro en unos Juegos Olímpicos, pero el éxito siempre atrae las miradas desconfiadas y se reveló que Valieva no pasó un control antidoping en diciembre.
Dio positivo a trimetazidina, un medicamento utilizado en la prevención de ataques de angina, pero incluido en la lista de sustancias prohibidas por mejorar la capacidad física del atleta.
A Kamila Valieva, una niña de escasos 15 años de edad se le vino la presión mediática encima, tras la polémica le permitieron competir y sí, esos medios, principalmente estadounidenses que en los Juegos Olímpicos de verano pedían respeto a la salud mental de su estrella caída, Simone Biles, hoy atacaron y duro a la representante del comité olímpico de Rusia.
Tristemente Valieva se quebró, en la final individual las imperfecciones y los errores la hicieron caer sobre el hielo, saberse con los ojos del mundo encima no le permitió disfrutar del deporte que tanto ama. Su cuerpo estaba en el hielo, su cabeza en otra parte.
La mala actuación la hizo terminar en cuarto sitio, fuera de las medallas, para hacer más dolorosa la derrota. Una adolescente Kamila rompió en llanto y lejos de ser consolada por su entrenadora el trato fue frío, ‘Escalofriante’ como lo indico el presidente del COI, Thomas Bach.
Nuevamente elevamos al atleta a la categoría de super héroe, lo ponemos en medio de un conflicto político del que el deporte es completamente ajeno. Los sacamos de contexto y no les permitimos disfrutar lo que les apasiona.
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