Platicar con Gabriel Rosado me emocionó, saber que podía tener una charla con una figura internacional del boxeo siempre es halagador, pero sinceramente no sabía qué esperar.
Me sorprendió la plática, detrás de esa apariencia ruda, con tatuajes y una actitud callejera, hay un buen chico, con un corazón noble, muchas ganas de triunfar y una mente capaz de sobreponerlo a cualquier adversidad, así percibí a Gabriel Rosado.
Rosado vs Munguía en busca del invicto
El boxeador de 35 años de edad se enfrenta mañana 13 de noviembre a Jaime Munguía en busca de puntos que les permitan buscar el título de peso medio, no será sencillo, el de Tijuana es diez años más joven y llega invicto al combate con 37 peleas, todas victorias, 30 de ellos por la vía del nocaut.
Pero King Rosado ha aprendido sus lecciones, en el punto más alto de su carrera tuvo la oportunidad de enfrentar a un peleador Top Rank como Gennady Golovkin, terminó perdiendo tras sufrir una fuerte herida en la nariz, pero Gabriel se sobrepuso, regresó más fuerte y en la parte final de su carrera quiere consagrarse entre los mejores del mundo.
De Filadelfia a Hollywood
Crecer en las calles de Filadelfia no fue sencillo para Gabriel Rosado que desarrolló su amor por el box viendo las peleas de ‘Tito’ Trinidad con su padre y peleando en el barrio con los chicos de su pueblo natal.
Pero para alguien nacido en Filadelfia, apasionado del box, no hay mejor inspiración que la zaga de Rocky, misma en la que Gabriel Rosado pudo participar con su papel en la película Creed con el mismo Sylvester Stallone, ídolo de su madre.
El disciplinado del box
Gabriel Rosado disfruta todos sus entrenamientos, se encuentra en muy buen forma y el trabajo en el gimnasio se verá en su pelea contra Munguía.
La disciplina y la constancia serán la clave para que Rosado pueda sumar los puntos necesarios que le permitan aspirar a un combate por un cinturón.
Mientras tanto escucha reggaeton, le gusta Bad Bunny y Daddy Yankee, los máximos exponentes boricuas del género. Se distrae con la serie de El Juego del Calamar y añora las épocas en las que disfrutaba jugar beisbol con los amigos del barrio.
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