Tras llegar a un mutuo acuerdo con el Barcelona y despedirse del equipo, Eric Abidal, director deportivo del club, compartió una carta de despedida en sus redes sociales. Dirigiéndose a la comunidad y afición del equipo culé, Abidal parece intentar justificar su desempeño y nos recordó que fue un directivo de muchas palabras pero pocos resultados.
Vía Instagram:
“Quiero aprovechar estas líneas para despedirme de todos vosotros. Lo hago desde el agradecimiento más profundo por haber podido compartir dos etapas importantes de mi vida. Una como jugador y otro como responsable de la Secretaría Técnica del FC Barcelona.
Esta segunda despedida contempla 2 años en los que he intentado trabajar para hacer un Barça mejor. Dos temporadas intensas que he finalizado por decisión propia. A pesar de que la Junta Directiva me ratificó el lunes en mi cargo, el pasado martes presenté mi dimisión.
En los últimos dos años he intentado realizar cambios que creía muy importantes para el futuro del primer equipo. A pesar de mi convencimiento y mi insistencia no lo he conseguido. Es por eso que creo que ha llegado el momento de poner punto y final a mi vinculación con el club.
Quiero dejar constancia de que he renunciado al año de contrato que aún tenía con el FCBarcelona.
Hoy la situación del club es complicada, pero no tengáis ninguna duda de que deseo de todo corazón que se pueda superar y que los éxitos vuelvan pronto como se merece este gran club.
Gracias eternas a todos.”
¿Por qué recalcar que el club lo quería mantener pero él se fue? ¿Por qué recordarnos que él tenía grandes planes que no logró? Abidal se fue del Barcelona por la puerta y atrás y aunque no dudamos su profundo compromiso y agradecimiento con el equipo, la realidad es que en los dos años que estuvo al frente no vimos nada que nos pareciera digno de rescatar a estas alturas que no estuviera manchado por controversia y desacuerdos en los vestidores.
Sí, muy bonitos sus deseos de superación y buenas vibras, pero hace falta mucho más para levantar al Barcelona que vimos caer en picada durante la Champions League. A final de cuentas, tenemos a un Abidal cansado y harto que decidió dejarle la bolita enmarañada a otro para que se encargue. ¿O no?
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